LA INTUICIÓN QUE LLEVÓ A BERGOGLIO DE VUELTA A BUENOS AIRES. Fue el cardenal Antonio Quarracino quien quiso a su lado al jesuita. El 27 de junio de 1992 recibió la ordenación episcopal

El cardenal Quarracino con Bergoglio
El cardenal Quarracino con Bergoglio

En la página biográfica del Papa Francisco, en el sitio Vatican.va, se puede leer: Es el cardenal Antonio Quarracino quien le llama como su estrecho colaborador en Buenos Aires. Así, el 20 de mayo de 1992 Juan Pablo ii le nombra obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 27 de junio recibe en la catedral la ordenación episcopal de manos del purpurado. Como lema elige Miserando atque eligendo y en el escudo incluye el cristograma JHS, símbolo de la Compañía de Jesús. Es nombrado enseguida vicario episcopal de la zona de Flores y el 21 de diciembre de 1993 se le encomienda también la tarea de vicario general de la arquidiócesis. Por lo tanto no sorprendió que el 3 de junio de 1997 fuera promovido como arzobispo coadjutor de Buenos Aires. Antes de nueve meses, a la muerte del cardenal Quarracino, le sucede, el 28 de febrero de 1998, como arzobispo, primado de Argentina. El 6 de noviembre sucesivo fue nombrado Ordinario para los fieles de rito oriental residentes en el país y desprovistos de Ordinario del propio rito y Gran Canciller de la Universidad Católica Argentina. Tres años después, en el Consistorio del 21 de febrero de 2001, Juan Pablo II le crea cardenal, asignándole el título de san Roberto Bellarmino.

“Usted ha sido nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires”. Mons. Ubaldo Calabresi, fallecido en 2004, fue Nuncio en Argentina desde 1981 hasta 2000. Mons. Jorge Mario Bergoglio dijo una vez del Nuncio: «Monseñor Calabresi le hizo mucho bien a mi vida sacerdotal. Por eso no lo olvido y todos los días le pido que me ayude desde el cielo». En efecto, entre el Nuncio y el padre Jorge Mario Bergoglio se construyó a partir de 1992 una relación de amistad, sincera y fructífera para el trabajo eclesial y para la iglesia local

El 13 de mayo de 1992, hace 25 años, día de la solemnidad de la Virgen de Fátima, mons. Ubaldo Calabressi de una manera totalmente singular comunicó al padre Jorge Mario Bergoglio que el Papa Juan Pablo II lo había nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires, para acompañar y ayudar al anciano y enfermo cardenal Antonio Quarracino. El card. Jorge Mario Bergoglio les contó a Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, autores del libro “El Jesuita”: (Mons. Calabresi) «me llamaba para consultarme acerca de algunos sacerdotes que, seguramente, eran candidatos a obispo. Un día me llamó y me dijo que esta vez la consulta debía ser personal». La historia recuerda que por motivos logísticos ambos se encontraron en el aeropuerto de la ciudad de Córdoba. El padre Bergoglio cuenta: «Fue así que conversamos allí –era 13 de mayo de 1992–, me hizo una serie de consultas de temas serios y, cuando el avión, ya vuelto de Mendoza, estaba próximo a despegar de regreso a Buenos Aires y avisan que los pasajeros deben presentarse, me informa: ‘Ah… una última cosa… fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires y la designación se hace pública el 20’».

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