La madre es la madre, y para los mexicanos más todavía. La madre es la que recibe la mayor parte de los envíos de dinero, fruto del trabajo como inmigrantes, con una fidelidad que no muestran por otros miembros de la normalmente amplia familia. El estudio realizado por el Centro de Estudios Monetarios de América Latina (Cemla), organismo con sede en México y financiado por los bancos más importantes de la región, analizó los flujos de dinero que los emigrantes centroamericanos y mexicanos envían a sus países de origen. Uno de los resultados obtenidos es que el destinatario de prácticamente la mitad de los envíos que entran a México provenientes de Estados Unidos es la madre del trabajador migrante, mientras que la esposa recibe una quinta parte del total.
En 2016 los envíos de los emigrantes mexicanos alcanzaron la cifra récord de más de 26 mil millones de dólares, pero 2017 promete estar a la misma altura, con una previsión de 28 mil millones de dólares, y esa masa de dinero se vuelca en el consumo interno. En efecto – como muestra la investigación – el destino más frecuente del dinero que se envía a casa es el sostén de la familia, sobre todo para educación y salud. Y la madre, como decíamos, ocupa el primer lugar. Por lo menos ese fue el comportamiento que se registró en 2016 y que en 2017 debería confirmarse. La madre recibió el 46,6 por ciento de los envíos de dinero, el 26 por ciento se reparte entre ambos padres y solo el 21 al cónyuge. En el caso de los emigrantes de nacionalidad hondureña y dominicana, las madres recibieron respectivamente el 49 y 50 por ciento del total. Un porcentaje mayor fue para las madres de El Salvador (58 por ciento) y Guatemala (54 por ciento).