Se llama Luisa Ortega Díaz, tiene 59 años y en Venezuela es muy conocida y querida, pero también muy odiada y criticada. Desde hace ya algunos años la fama y el prestigio de Luisa Ortega Díaz en el exterior también están creciendo con fuerza. Su personalidad, su coraje y su preparación profesional son cualidades que todos reconocen, incluyendo los que en estos días, para descalificarla, la tildaron de “loca” porque declaró, como Fiscal General de la República Bolivariana de Venezuela, que la convocatoria a una Asamblea constituyente decretada por el presidente Nicolás Maduro para reformar la Constitución “es un acto ilegal e inconstitucional”. Maduro la atacó violentamente afirmando que la señora “está trabajando para encabezar la oposición”. Desde hace varios días se incrementan esos ataques y las palabras de Maduro son muy significativas. Para el chavismo, la señora Ortega Díaz es un peligro que debe mantener visiblemente bajo control, pero también es un peligro para los numerosos líderes de la oposición que desde hace mucho tiempo consideran que son ellos los sustitutos de Maduro.
La Fiscal Ortega Díaz presentó ante el Tribunal Supremo de Justicia una solicitud de “declaración de nulidad”; declaración que obviamente nunca va a obtener porque, como es bien sabido, este discutido y no muy prestigioso Tribunal está completamente controlado por el gobierno. Baste recordar que los miembros de dicho organismo, por deseo de Maduro, hace varias semanas decretaron como si nada que el Parlamento Nacional, elegido democráticamente en diciembre de 2016 y controlado desde entonces por la oposición al gobierno de Maduro, debía cerrar sus puertas.
En su sitio web, la Fiscal escribió el 8 de junio pasado: “Yo pido a todos los habitantes del país que rechacen la Constituyente y que acudan al TSJ, la Sala Electoral, a hacerse parte como terceros interesados. En el piso cuatro está la Sala Electoral. Y ustedes ciudadanos todos que están en desacuerdo con esa Constituyente pueden acudir aquí al Tribunal Supremo de Justicia, hacerse parte y rechazar tal convocatoria”. Esta manera de actuar, que no es nueva, pone de manifiesto el estilo de la Fiscal Luisa Ortega Díaz y por eso resulta comprensible que la estén acorralando de una manera cada vez más intensa y agresiva y que en los últimos días se intente acreditar la infamia de que estaría “loca”. Se encuentra en la mirilla de sus críticos especialmente por todas sus declaraciones sobre la legitimidad de la Asamblea Constituyente, que según los propósitos del gobierno se debería elegir a fines de julio, y también por la presentación que hizo el 1º de junio pasado, donde pide al Tribunal Supremo de Justicia una defensa rigurosa de los derechos humanos que no pueden, en ningún caso, perder vigencia o ser suspendidos.
La señora Ortega nació el 11 de enero de 1958 en Valle de la Pascua, en el estado de Guárico. La Asamblea Nacional, Parlamento Unicameral, la nombró Fiscal el 13 de diciembre de 2007 (2008-2014) y luego prolongó sus altas funciones por otros seis años, hasta 2021.