El miércoles 24 de mayo, día de la audiencia general, a las 8 de la mañana el presidente de Estados Unidos Donald Trump y su largo cortejo de automóviles blindados cruzarán el Arco de las Campanas, a la derecha de la columnata de San Pedro, para llegar hasta el Patio de San Dámaso, y después de recibir la rendición de honores de la Guardia Suiza y del Prefecto de la Casa Pontificia subirá hasta la segunda logia del Palacio Apostólico. En ese ámbito tan singular, Trump, que nutrió no pocas dudas sobre la oportunidad de solicitar esta audiencia con el Pontífice, será recibido por el Papa Francisco con una sincera sonrisa y un fuerte apretón de manos. Y tal vez con alguna frase humorística en beneficio del pequeño grupo de periodistas que la Sala de Prensa del Vaticano habrá autorizado para ubicarse – en esta particular circunstancia – junto al ingreso del estudio privado del Papa. En estos años, cuando se produjeron visitas de otros gobernantes se han escuchado muchísimas frases humorísticas de ese tipo, rápidas y lapidarias, y muchas veces tuvieron gran difusión, como cuando el Papa Bergoglio le dijo al presidente de Ecuador Rafael Correa: “Te veo fresco como una lechuga”, o bien cuando Barak Obama, el 27 de marzo de 2014, exclamó visiblemente emocionado: “Muchas gracias por recibirme. Es maravilloso encontrarlo”.
Donald Trump, 45º Presidente de los Estados Unidos de América, se encontrará con el Papa Francisco 19 meses después de la última entrevista entre un Pontífice y un inquilino de la Casa Blanca (septiembre de 2015). El encuentro entre Francisco y el presidente Trump será entonces el 30º en 98 años: 20 reuniones en el Vaticano y 10 en Estados Unidos.
El primer presidente estadounidense recibido por un Papa fue el demócrata Woodrow Wilson, quien llegó hasta el Portón de Bronce del Vaticano el 4 de enero de 1919 en una carroza tirada por caballos. Lo esperaba el Papa Benedicto XV. Desde entonces, los Papas que recibieron a un presidente estadounidense en el Vaticano fueron 6: Benedicto XV, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. Solo los últimos tres también se entrevistaron con un presidente estadounidense en el territorio de su país.
En estos últimos 98 años en Washington se sucedieron 18 presidentes, pero solo 14 visitaron Italia y uno de ellos, Franklin Delano Roosevelt, no llegó hasta Roma, ocupada en aquel momento por las tropas de Hitler, y se limitó a visitar la base militar aliada de Castel Vetrano, en Sicilia; era el 8 de diciembre de 1943. Por eso los gobernantes estadounidenses que fueron recibidos en audiencia por un Papa en el Vaticano son solo 13, incluyendo a Donald Trump: 8 republicanos y 6 demócratas. En esos años, entre 1919 y 2017, nunca se encontraron con el Papa: Harding, Coolidge, Hoover, y como ya dijimos F. D. Roosevelt.
Los encuentros relevantes entre autoridades estadounidenses y prelados de la Santa Sede no se limitaron, en estos casi cien años, a las audiencias papales a los presidentes. Hubo otros encuentros que completan el panorama de las relaciones bilaterales:
Nancy Reagan. El 4 de mayo de 1985 la esposa del Presidente Ronald Reagan, la señora Nancy, fue recibida en el Vaticano por el Papa Juan Pablo II, quien en su discurso destacó: “La Iglesia Católica nutre una profunda preocupación por los peligrosos efectos de un problema social tan difundido y alarmante como la toxicodependencia. La dignidad de la persona humana se ve seriamente ofendida por la esclavitud que deriva de esa dependencia. Naturalmente, las consecuencias para las familias y para la sociedad en general son trágicas y debilitantes. Pero hay que preguntarse en qué medida este fenómeno es sintomático de una profunda crisis de orden social y moral. ¿No refleja acaso una inadecuada capacidad de la sociedad moderna para satisfacer las necesidades espirituales del hombre de hoy? (…). Al saludarla hoy, deseo renovar mi gratitud por el generoso compromiso desplegado en favor de los toxicodependientes en su país y en el mundo entero y hago un llamado a todos los hombres y mujeres de buena voluntad para que unan sus fuerzas para salir al encuentro, con capacidad y compasión, de las necesidades de nuestro prójimo, especialmente de los jóvenes”.
Jacqueline Kennedy. La audiencia particular a la señora Reagan tenía un antecedente notable que se remonta a 1962. En efecto, el 11 de marzo de aquel año el Papa Juan XXIII recibió en una audiencia especial a la Primera Dama Jacqueline Kennedy, que estaba de paso por Europa con destino a la India y Pakistán. A propósito de este encuentro entre el Pontífice y la Primera Dama estadounidense recordamos una anécdota relatada posteriormente por el secretario particular de Juan XXIII, quien después fue el cardenal Loris Capovilla. El Papa le pidió consejo a sus colaboradores más estrechos sobre la manera de dirigirse a la señora Kennedy, una duda que nacía de la excepcionalidad de su visita ya que no estaba acompañada por su marido. Le sugirieron entonces al Pontífice que se dirigiera a ella sencillamente como “Señora Kennedy” (Mrs. Kennedy), pero en el momento del encuentro Juan XXIII improvisó un espontáneo e inesperado “Cara Jacqueline” que sorprendió no poco a los asistentes.
Eugenio Pacelli. El cardenal Eugenio Pacelli (luego Papa Pio XII) visitó Estados Unidos durante dos semanas entre fines de octubre y principios de noviembre en 1936. En esa oportunidad el cardenal Pacelli se entrevistó en una residencia privada (en Hyde Park) con el entonces presidente Franklin D. Roosevelt el 5 de noviembre de 1936.
George W. Bush. El presidente George W. Bush participó en el funeral de san Juan Pablo II el 8 de abril de 2005. Posteriormente, Bush se encontró brevemente con el cardenal Joseph Ratzinger, futuro Benedicto XVI. El presidente G.W.Bush fue el primer presidente estadounidense que asistió a un funeral papal.
Ex presidentes de Estados Unidos. Cuando ya habían terminado su mandato presidencial, algunos gobernantes estadounidenses fueron recibidos en forma privada por algunos Pontífices:
- Martin Van Buren (1837-1841) estuvo con Pio IX en el Vaticano en 1855;
- Millard Fillmore (1850-1853) estuvo con Pio IX en el Vaticano en 1855;
- Franklin Pierce (1853-1857) estuvo con Pio IX en el Vaticano en noviembre de 1857;
- Ulysses S. Grant (1869-1877) estuvo en el Vaticano con León XIII en 1878.
La anécdota de Theodore Roosevelt. En abril de 1910, Theodore Roosevelt (Presidente de los Estados Unidos de América entre el 14 de septiembre de 1901 y el 4 de marzo de 1909) solicitó una entrevista con el Papa Pío X, quien aceptó, pero con la condición de que el político no fuera acompañado por misioneros metodistas, intención que, según parece, Roosevelt nunca había tenido. De todos modos, al ex presidente no le agradó el pedido y no se encontró con el Papa. Tiempo después, Theodore Roosevelt definió el incidente como “una controversia elegante” (“An elegant row”).
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