La decisión de la Iglesia chilena será una de aquellas que hacen historia. Por intermedio de la Comisión Nacional de Justicia y Paz se dirigió a las autoridades del gobierno manifestándose partidaria de una negociación definitiva con los mapuches para crear una región autónoma. El documento, presentado en estos días, considera que han fracasado las tratativas entre el Estado y el Pueblo Mapuche e insiste en “la obligación de negociar la paz sin miedo a la plurinacionalidad y la autonomía”.
En octubre de 2016 ya se había presentado en la Mesa de diálogo por la Araucanía una propuesta de este tipo para resolver el problema indígena nacional, que en los últimos tiempos se ha vuelto explosivo, pero fue rechazada. Ahora se la vuelve a plantear públicamente, considerando que resulta fundamental, a la luz de los nuevos diálogos, para resolver el histórico conflicto con el pueblo Mapuche. Pero además avanza un paso más: el reconocimiento de la autodeterminación de los mapuches o araucanos (según la denominación española), “a nivel político, económico y constitucional”.
El documento lleva el título de “La Santidad de negociar sin miedo por una Región Mapuche Plurinacional en paz” y está fechado el 1 de mayo, día del Trabajo en todo el mundo. El contenido remite con fuerza al punto 169 de la Convención de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificada por Chile en 2008, que estipula el derecho de los pueblos originarios a la tierra, derecho que debe ser garantizado por el Estado.
La propuesta afirma que una negociación real y con posibilidades de llegar a un resultado consensuado debe prever la liberación de las personas encarceladas durante la época más dura del conflicto, la institucionalización de una mesa de diálogo y el compromiso de la presidente Michelle Bachelet de incluir en el texto de la nueva Constitución, en proceso de elaboración, el carácter plurinacional de Chile. Debe también crear una comisión para afrontar y resolver orgánicamente el grave problema de la propiedad de las tierras reivindicadas por los mapuches que actualmente son propiedad privada de terceros. Otro de los puntos del documento de Justicia y Paz pide el reconocimiento de la lengua mapuche – el mapudungun -, de la religiosidad mapuche y del Küme Mongen (buen vivir), un conjunto de fiestas, ritos y vestimentas típicamente indígenas.
Una de las respuestas al documento episcopal que resulta especialmente importante es la del ex gobernador de Araucanía, Francisco Huenchumilla, quien afirmó que la voz de la Iglesia “es muy poderosa, porque coloca el foco en un punto muy sensible para el país”. El político, que pertenece a la Democracia Cristiana y fue ministro de estado durante la presidencia socialista de Ricardo Lagos, dijo estar convencido de que “este es un tema de controversia pero no tenemos que tenerle miedo al debate, nadie quiere echar abajo la estantería del país. Queremos fortalecer la unidad, pero reconociendo la diversidad”.