No menos de diez personas fueron asesinadas en un asentamiento del municipio de Colniza, a 1065 kilómetros de Cuiabá, cerca de Guariba, en una zona denominada Taquaruçu do Norte. Entre los muertos hay también ancianos y niños. Según la Secretaría de Seguridad Pública de Mato Grosso, la matanza fue obra de un grupo de “encapuchados”. La prensa local informa que el gobierno de Mato Grosso ha enviado unidades del Ejército y de la Policía a Colniza, una región de difícil acceso, razón por la cual, entre otras cosas, la trágica noticia recién se conoció en las últimas horas.
La Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) afirmó que se trata de una nueva masacre de campesinos pobres que lamentablemente se producen desde hace años en esta y otras regiones de Brasil. Los responsables de las grandes empresas de la región organizan, financian y comandan verdaderas redes de asesinos a sueldo para asustar, intimidar y si es necesario hacer desaparecer a los pequeños productores o campesinos. El único objetivo que persiguen es apoderarse de la tierra y actuar con la máxima impunidad.
El Informe de la Comisión Pastoral de la Tierra titulado “Conflictos en el campo de Brasil en 2016”, que se publicó el pasado 17 de marzo, documenta que en Brasil se registraron 1536 conflictos relacionados con la tierra, el trabajo y el agua (un 26,2% más que en 2015). Los asesinatos aumentaron de 50 en 2015 a 61 en 2016, lo que significa un incremento del 22%.
En estos días, por otra parte, se recuerda la masacre de “Eldorado dos Carajás” (17 de abril de 1996) en la que mataron a 19 campesinos sin tierra.