El Salvador ha prohibido por ley la extracción de metales en todo su territorio. Es el primer país del mundo que toma una medida tan radical. La prohibición tendrá un efecto mínimo en la economía nacional porque la minería representa solo el 0.3 por ciento del Producto Bruto Interno. Tendrá en cambio vistosos beneficios ecológicos y en la salud del medio ambiente y de los que allí viven, porque permite preservar el 90 por ciento de las aguas superficiales, las que se encuentran a la vista, se usan para beber y donde la gente se baña.
A partir de este año el país de monseñor Romero será un territorio libre de extracción minera de metales. El texto de la ley que fue aprobada por amplia mayoría en el Parlamento de la pequeña república de América Central excluye desde este momento la posibilidad de conceder permisos de exploración y explotación minera e impide asimismo que sigan su curso las solicitudes que actualmente están en estudio. No solo eso, sino que se procederá a la clausura de las minas en actividad y al saneamiento del medio ambiente donde se encuentran, para restituirlo a las poblaciones que lo habitan en las mejores condiciones posibles. Y todas las personas que practican alguna forma de minería artesanal para mantener sus familias tendrán dos años para reconvertir su actividad con la ayuda económica del estado.
La aprobación de la ley requirió 12 años y seis diferentes proyectos de ley. Más cuatro muertos, porque cuatro ambientalistas fueron asesinados por defender el medio ambiente de la contaminación minera.