“El gobierno del presidente Donald Trump puso a la libertad religiosa como un pilar para desarrollar una nueva política hacia Cuba” se lee en el Nuevo Herald, “el mejor diario en español de los Estados Unidos” según proclama la portada. No añade ninguna especificación sobre la naturaleza de las violaciones y su entidad, salvo una referencia a “la represión sistemática contra los creyentes, especialmente los evangélicos”, incluso más que los católicos. Sin embargo, un estudio de la agencia Associated Press que se llevó a cabo en Cuba “encontró un escenario mucho más rico y complejo” explica el Herald, anticipando los resultados de la encuesta que no coinciden con la tesis del nuevo curso político estadounidense.
Andrea Rodríguez de AP, encargada de llevar a cabo el estudio, informa que “pastores y fieles aseguraron que la nación caribeña está viviendo un auge sin precedentes de difusión evangélica, y decenas de miles de cubanos asisten a los cultos sin problemas, tanto metodistas, bautistas, presbiterianos y pentecostales como otras nuevas agrupaciones apostólicas. Al mismo tiempo, las iglesias –incluida la Católica– desarrollan una acción social cada vez mayor, que va desde la capacitación a los campesinos hasta la asistencia a la población en caso de desastres naturales y la atención de los enfermos”.
Aunque no existen datos oficiales, los observadores y especialistas entrevistados por Associated Press estiman que “un 60% de los 11 millones de habitantes de Cuba está bautizado en la Iglesia católica, aunque apenas el 10% practica esa fe y muchos otros se dedican a la Santería” (una mezcla de elementos rituales cristianos con prácticas mágicas típicamente animistas que requieren un bautismo especial)”. Los mismos datos elaborados por la agencia estadounidense sobre la Isla demuestran que “también hay unos 40.000 metodistas, 100.000 bautistas, y 120.000 miembros de la Asamblea de Dios, un grupo pentecostal que a comienzos de la década de 1990 sólo tenía unos 10.000 fieles”. Actualmente en Cuba hay cerca de 25.000 casas de culto evangélico y en 2016 el Consejo de las Iglesias Evangélicas declaró que había distribuido 300.000 biblias. Además, el gobierno también comenzó a devolver algunas instalaciones a la Iglesia Católica. Se calcula que existen unas 70 denominaciones registradas por el Ministerio de Justicia de Cuba, 10 de las cuales fueron autorizadas en los últimos cuatro años.
“Atrás quedaron los días de la represión” escribe Andrea Rodríguez de AP “y la Constitución reconoce el derecho a la libertad religiosa, aunque la ausencia de una ley de culto parece generar fricciones dentro de un panorama de crecimiento de las iglesias en la isla”.