El español El Confidencial, “el diario de los lectores influyentes” como afirma el subtítulo de la portada, da la noticia de que una fábrica de la provincia de Toledo está dispuesta a construir el muro de Trump en la frontera con México y ha presentado su solicitud para la correspondiente licitación. Se trata de Quickfence S.A. y tiene un currículum respetable en la construcción de barreras. Por ejemplo, en 2005 participó junto con una empresa inglesa en el Secure Border Initiative (Plan de Frontera Segura) que promovió el ex presidente George Bush. Una gran parte de los 900 kilómetros del muro que ya existe entre Estados Unidos y México se construyó con ese programa y Quickfence hizo su aporte en la zona de la frontera con Texas.
La empresa española, que se presenta como “especializada en instalaciones de alta seguridad” levantó también una parte de la barrera que los Emiratos Árabes Unidos comenzaron en 2005 para impedir el ingreso a su territorio de personas y vehículos de su vecino Arabia Saudita.
Los directivos de Quickfence no ignoran que la pelea será dura, porque en el concurso del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos participan compañías de todo el mundo sumamente calificadas, pero El Confidencial considera que la de Toledo es una de las mejor situadas para traer a casa por lo menos una porción de un contrato que supera los 20.000 millones de euros, cinco veces más que lo anunciado en la campaña electoral del presidente Trump.
Quickfence tampoco ha perdido tiempo y poco después del sorpresivo triunfo de Trump ante su rival Hillary Clinton le envió sus felicitaciones con un Twitt aparentemente bromista, aunque no tanto: “Felicitaciones Sr. Trump. Aquí tiene el presupuesto”. En la propuesta que presentó para ofrecer sus servicios se habla de “doble vallado de malla de acero para ser instalada en diversas partes de la frontera sur de los Estados Unidos”. El mismo documento se refiere a 951 millas de longitud (vale decir el largo total del muro que falta construir) con un costo de 880.000 dólares por milla, y un costo total final de US$ 41.716.880.
Total, lo pagan los mexicanos.