Los teólogos hacen las valijas, los dirigentes de los movimientos populares ocupan el lugar de los que se van. El jesuita Juan Carlos Scannone considera que ese relevo significa que hay un nexo. “No es de extrañar que, inmediatamente después del encuentro e incluso con muchos de sus participantes, el mismo Boston College haya convocado a los movimientos populares de Boston”. Scannone, junto con el teólogo argentino Carlos María Galli, director del Departamento de Teología Sistemática de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires y viejo amigo del Papa Bergoglio, y dos teólogos venezolanos, Rafael Luciani, profesor de la Escuela de Teología y Ministerio del Boston College, y Félix Palazzi, Visiting professor del Boston College, ha sido uno de los protagonistas del Primer Encuentro Iberoamericano de Teología que se realizó en Estados Unidos. No teme exagerar cuando afirma que fue un éxito. “Respondió a la expectativas que se tenían”, le aseguró a Tierras de América. “Aún más, las superó, sobre todo por el tono de calidez “latina”, amistad y cordialidad que lo caracterizó”.
En el documento conclusivo se destacó la “urgencia de colaborar con la pastoral y la teología del Papa Francisco”. ¿Qué significa concretamente? ¿Hay otras acciones que se deben emprender en esta dirección?
Estamos convencidos que la teología iberoamericana puede y debe acompañar teológicamente la pastoral y la teología del Papa Francisco, su intento de reforma de la Iglesia y de reformas en la Iglesia, y la misión humanizadora que el Papa está realizando de la actual globalización. En mi exposición señalé tres ámbitos prioritarios, intrínsecamente interconectados entre sí: la misericordia como esencia y sustancia del Evangelio, una “Iglesia pobre para los pobres” y el discernimiento eclesial.
Se habló de “periferias como lugares teológicos”. ¿Qué significa?
El Papa afirma que la realidad entera se ve mejor desde las periferias (geográficas, pastorales, existenciales…) que desde el centro. Creo que esto también vale para la teología. La teología debe adoptar esa perspectiva, colocarse dentro de la opción preferencial evangélica por los pobres, los excluidos, las víctimas históricas, reproduciendo la mirada misericordiosa de Jesús.
Boston y Estados Unidos no son precisamente una “periferia”…
Lo importante es que, desde Estados Unidos y desde Boston, el Boston College como Universidad jesuita se ha acercado a las periferias para ofrecerles su servicio y, por eso, convocó a ese grupo de teólogas y teólogos que viven en las periferias y tratan de plantear la teología desde ellas, acompañando así la labor evangelizadora del Papa Francisco. Por eso no es de extrañar que, inmediatamente después del encuentro e incluso con muchos de sus participantes, el mismo Boston College haya congregado a los movimientos populares de Boston -principalmente formados por migrantes hispanos, no pocos de ellos indocumentados-, a fin de ofrecerles su servicio como Universidad católica.
Los “teólogos hemos de oler a pueblo y calle”. ¿Los que se reunieron en Boston son así?
Si no tenemos “olor a pueblo y calle”, deseamos tenerlo. Sentimos que es muy importante la cercanía con el pueblo fiel en nuestros respectivos lugares, en especial, con el pueblo pobre y excluido de América Latina y el Caribe, así como de los hispanos de Estados Unidos.
Hablaron de “migrantes como un gran sueño de nuestro tiempo”. En un momento y en un lugar en que se están implementando políticas restrictivas contra los migrantes…
Precisamente cuando cunden políticas restrictivas con respecto a los refugiados y migrantes, la teología -con su reflexión, estudio y acción- ha de secundar la voz del Papa, que en eso es la voz del Evangelio, que habla en favor de los que quizás hoy son los más pobres y discriminados, una de las periferias más lacerantes. De alguna manera puede decirse que ellos vienen a “salvarnos” de la globalización de la indiferencia que lamentablemente vivimos y de la autorreferencialidad como Iglesia y como pueblos, en la que siempre podemos caer.
¿Estuvo presente el nuevo presidente de Estados Unidor en este Primer Encuentro Iberoamericano? Quiero decir si de alguna manera estuvo presente su sombra, la sombra de sus actitudes, de sus programas, de su visión.
Quizás estuvo indirectamente presente cuando se trataba del sufrimiento de refugiados y migrantes, y se reafirmaba que es misión humana y cristiana construir puentes y derribar muros.
Los coordinadores del encuentro de Boston fueron cuatro, dos venezolanos (Rafael Luciani y Félix Palazzi) y dos argentinos, usted y el padre Galli. ¿En algún momento la mirada fue hacia Venezuela y a la situación extremadamente difícil que ese país está atravesando, con una mediación vaticana que está prácticamente congelada…
No sólo dos de los organizadores del encuentro eran venezolanos, sino que el encuentro contó con la participación del Cardenal Porras, arzobispo de Mérida, y de Monseñor Biord, obispo de La Guaira. Por supuesto que no pocas veces la mirada se dirigió hacia Venezuela, no solamente con la oración sino también con la reflexión teológica y pastoral. Fue una mirada llena de admiración por la forma como Dios “pasa” hoy por este país que está sufriendo y cuyo pueblo, incluso en condiciones extremadamente difíciles, no pierde la solidaridad y la esperanza.
¿Cuáles serán los próximos pasos? ¿Hay algo que pueda anticipar?
Pienso que el próximo paso debe ser el afianzamiento de la red teológica que se ha comenzado a tejer en Boston, con la inspiración y apoyo del Espíritu del Señor.