La vía cooperativa para el desarrollo podría efectivamente ser el camino de Cuba en la era pos Fidel (y Raúl) para regenerar un sistema económico exhausto. Todavía en fase experimental, las cooperativas fueron autorizadas en 2012 en el marco de reformas implementadas por el gobierno de Raúl Castro y actualmente son 397, según la información elaborada y difundida a fin de año por la agencia cubana Prensa Latina. La noticia anuncia también el primer Taller nacional de cooperativas no agropecuarias, las cuales que operan en sectores como el comercio, gastronomía, transporte de pasajeros, movimiento de carga de mercadería, energético y de la construcción. El orden del día del encuentro incluye temas como la manera de eliminar los obstáculos burocráticos para el incipiente cooperativismo made in Cuba, la capacitación de los socios y el abastecimiento de materias primas.
Cuba cerró el año 2016 con 535.000 trabajadores privados registrados en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Isla. ¿Acaso se está preparando un salto cualitativo? Tal vez. Por el momento, según las declaraciones oficiales de la Comisión permanente constituida por el gobierno para la aplicación de los lineamientos aprobados en el último congreso del Partido comunista, “el ensayo de esta forma de gestión económica que opera con trabajadores autónomos sigue su curso a fin de consolidar las estructuras autorizadas por el Ejecutivo, con vistas a validar conceptos y conocimientos prácticos que permitan en un futuro incrementar el alcance de las CNA dentro de la estructura económica del país”.
Es oportuno considerar que el gobierno abrió el espacio para la creación de cooperativas tras reconocer que la gestión del estado no ha sido eficiente en estos sectores. Evidentemente se propone observar con atención cómo se mueven las nuevas realidades económicas, que también tendrán libertad para determinar por sí mismas los precios de mercado en la casi totalidad de los productos de su competencia excepto en el caso de arroz, porotos y papas, que junto con el tabaco son algunos de los alimentos de consumo más difundido entre los cubanos.
La Iglesia cubana en su conjunto apuesta al modelo cooperativo y por su parte financia cursos de formación. “Pero parece quedar clara una tendencia de graduales pero continuas trasformaciones que están moviendo el sistema hacia lugares desconocidos para la mayoría de los cubanos nacidos después del triunfo de la revolución”. Aunque hoy cualquier pronóstico sobre Cuba requiere cautela, “parece existir una voluntad firme de reforma, al menos en el sector de las autoridades cubanas que rodean a Raúl Castro”, afirma la revista, que declara ser optimista por lo que respecta al futuro: “No parece, por tanto, que el proceso pueda revertirse, aun cuando pueda dar lugar algunas correcciones”.