La Colombia de la posguerra civil busca un nuevo Eldorado poniendo sus esperandas en el metal amarillo y concede licencias ambientales para cuatro grandes proyectos mineros que triplicarán la explotación aurífera en su territorio, con el consiguiente beneficio de las regalías fiscales para el Estado y la creación de puestos de trabajo.
En la decisión que tomaron recientemente tanto las autoridades gubernamentales encargadas de la tutela del ambiente como las empresas dedicadas a la extracción tuvo una influencia decisiva el nuevo clima generado por los acuerdos de paz y el desarme de la guerrilla. La Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), por su parte, dio el vía libre a los proyectos mineros en Gramalote Y es que después de años de trámites, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) le dio vía libre a los proyectos mineros en Gramalote, de AngloGold Ashanti; Cisneros, de Antioquia Gold; Santa Rosa de Osos, de Red Eagle Mining; y Buriticá, de Continental Gold. Todos ellos, en el departamento de Antioquia, operados por multinacionales especializadas en la extracción aurífera de Canadá, Sudáfrica y Perú. Estas empresas consideran, evidentemente, que el momento es favorable para remontar la pendiente después de la caída de los precios internacionales que siguió al boom de los años 2010, 2011, cuando el valor internacional llegó a la cifra récord de 1.800 dólares la onza y luego se precipitó a 1.200 dólares a principios de este año.
Con los cuatro proyectos nuevos el total de inversiones supera los 1.700 millones de dólares y generarán – según las previsiones del gobierno – más de 5.000 empleos directos en las etapas de construcción y montaje y más de 2.500 cuando comiencen a producir. El objetivo es llegar a las 20 toneladas de mineral al año, el tripe de la producción legal actual.
En realidad actualmente el producción es de 57 toneladas por año aproximadamente, de las cuales solo el 12 por ciento – 7 toneladas – corresponde a empresas legalmente habilitadas que pagan al estado colombiano las regalías establecidas. El resto del oro, es decir la mayor parte, lo extraen artesanalmente los barequeros o empresas clandestinas que provocan graves daños ambientales y contratan trabajadores en forma ilegal y en condiciones de escasa seguridad.