El Senado brasileño se dispone a votar la Propuesta de Enmienda de la Constitución (PEC) 241, conocida también como “PEC del Techo”, que establece límites para el gasto público y fue aprobada por la Cámara de Diputados a principios de noviembre. La Iglesia de Brasil ha planteado fuertes cuestionamientos porque teme que la norma influya en las inversiones sociales para salud y educación. “La PEC 241 es injusta y selectiva, ya que hace pagar la deuda pública que está fuera de control a los trabajadores y a los pobres”, declaró la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
En efecto, la PEC propone limitar en los próximos 20 años el crecimiento del gasto público exclusivamente a un porcentaje anual equivalente a la tasa de inflación de los 12 meses anteriores. En la práctica esta norma, si es aprobada, congela el gasto público, desde el momento que la recuperación de la inflación solo le permite al Estado comprar la misma cantidad de bienes y servicios. El objetivo de la propuesta es contener el crecimiento del gasto público y la idea es que, recaudando con los impuestos una cantidad superior a lo que se gasta, el gobierno pueda reducir la deuda total.
El problema principal radica en el cambio de reglas para los gastos de salud y educación. Actualmente el presupuesto del Estado destina a estos sectores un porcentaje que se calcula sobre la base de los ingresos públicos. En otras palabras, si la economía crece, aumentan también los fondos destinados a esos campos del gasto social. Y aunque la PEC no limita explícitamente el gasto en estos sectores, se teme que los presupuestos de salud y educación solo puedan obtener una adecuación equivalente a la inflación del año anterior.
Sin embargo, la propuesta del Gobierno de Temer ha elaborado un plan para estos dos sectores que es distinto a otros rubros, ya que por lo menos ha destinado a ellos un incremento de los financiamientos equivalente a la tasa de inflación. De esa manera las inversiones en salud y educación quedarían congeladas pero no podrían ser reducidas. Para el año 2017 la PEC establece el mínimo actualmente previsto por la Constitución, que corresponde al 18% de los ingresos por tasas para educación y el 15% de los ingresos públicos para salud. A partir de 2018, los financiamientos previstos se adecuarán a la inflación del año anterior.
La “PEC del Techo” nació como reacción del Gobierno de Temer contra algunos datos alarmantes heredados del Gobierno de Dilma en materia fiscal: la deuda pública bruta aumentó del 51,7% del PBI en 2013 al 67,5% en el mes de abril de 2016, y las proyecciones indican una espiral hacia el 80% del PBI, en el caso de que no se adopte ninguna medida. En el período entre 2008 (segundo gobierno de Lula) y 2015, el gasto público aumentó un 51% por encima de la inflación, mientras los ingresos solo aumentaron un 14,5%.
Sin embargo, la CNBB considera que la propuesta que se está estudiando solo beneficiará a los dueños del capital financiero, porque limita el gasto social pero no el pago de los intereses de la deuda pública. “En práctica, esto significa que no se podrá realizar ningún aumento real de inversión en estas áreas primarias durante dos décadas. Sin embargo, no se menciona un límite máximo para los ingresos financieros, tales como el pago de intereses de la deuda pública. ¿Por qué ese tratamiento diferenciado?”, preguntan los obispos, que defienden la aplicación de tasas a las grandes fortunas y una auditoría de la deuda pública.
Para la CNBB, “la PEC del Techo” sobrevalora el mercado en detrimento del Estado, lo que implica una afrenta a la Constitución y debería ser resistida con movilizaciones populares. “Es posible invertir el camino de aprobación de la PEC, que debe ser discutida de forma amplia y democrática. La movilización popular y la sociedad civil son fundamentales para superar la crisis económica y política. En este caso el Senado Federal tiene la responsabilidad de dialogar extensamente con la sociedad sobre las consecuencias de la PEC 241”, afirman los obispos. En un comunicado, la Conferencia Episcopal Brasileña afirma también que continuará buscando una solución que garantice el derecho de todos.
Los partidarios de la “PEC del Techo” afirmaron que la nota de la CNBB es “indigna”, y propia de “personas que no tienen la más mínima idea de lo que es la PEC 241”. También la calificaron como “marxista”.
Por su parte Mons. Murilo Krieger, arzobispo de Salvador, Bahía, y uno de los firmantes de la nota como vicepresidente de la CNBB, respondió que “cada uno tiene derecho a pensar de manera diferente; la nota misma alienta el diálogo, cosa que no se hizo. Solo pido a los que piensan distinto a lo que sostiene la nota que la conserven y la lean nuevamente dentro de 3 ó 4 años… el que viva, verá”.
Rechazo. Las críticas de la CNBB son compartidas por la opinión de la mayor parte de la población. Según un sondeo de opinión de Vox Populi / CUT, la “PEC del Techo” es rechazada por el 70% de los brasileños. Solo el 19% de la población está de acuerdo con la propuesta de Michel Temer, el 6% es indiferente y el 5% no sabe o no respondió. El estudio se llevó a cabo sobre una muestra de 2.000 personas entre el 9 y el 13 de octubre. La encuesta popular que realizó el Senado, aunque no se hizo según una metodología científica, dio como resultado que el 95% de las personas que respondieron declararon estar en contra de la aprobación de un techo para el gasto.
La Pastoral de la Salud también toma una posición. Paralelamente a la nota difundida por la CNBB, Mons. Roberto Francisco Ferrería Paz, obispo de Campos (RJ) y responsable nacional de la Pastoral de la Salud, publicó un artículo en los principales sitios católicos brasileños con una fuerte crítica contra la “PEC del Techo”. Mons. Ferrería Paz expresa su desacuerdo con la tesis del gobierno federal cuando éste afirma que se propone “estabilizar el incremento del gasto primario como instrumento para frenar la expansión de la deuda pública”. “Ese es el objetivo de esta propuesta de Enmienda de la Constitución; sin embargo, los efectos reales de su aplicación serán drásticos recortes en la salud, la educación, las casas populares, el transporte, etc.”, dijo.
El prelado lanza también un alerta por la salud: “Se perderán no solo los derechos sociales garantizados por la Constitución Federal, porque la calidad de vida de la población brasileña sufrirá un fuerte retroceso, volviendo a una esperanza de vida muy por debajo de la actual. En el caso particular de la salud, podremos registrar el aumento de las enfermedades e incluso también de la mortalidad, debido a la reducción de recursos para el financiamiento del SUS (Sistema Público de Salud) en los próximos 20 años”. Mons. Ferrería Paz concluye el artículo invitando a los católicos a manifestar el repudio a la propuesta. “Debemos manifestar nuestro repudio e indignación, pensando como siempre en los más pobres, que serán las principales víctimas de esta política antipopular contra la vida. Es urgente convocar a una movilización general en defensa de la Constitución, del Estado Social de Derecho, de la Seguridad Social y del Sistema Público de Salud”.