El Consejo Episcopal de las Iglesias de América Latina da un paso importante en dirección a una atención más incisiva para los cientos de miles de personas que migran de un punto a otro de América Latina en busca de mejores condiciones de vida o para huir de la violencia en sus países de origen. Crea un organismo específico dentro de su propia estructura cuyo objeto privilegiado de atención y de trabajo será el fenómeno de las migraciones. El organismo se denominará “Consejo Latinoamericano de Movilidad Humana y Refugio” (Clamor) y comenzará a funcionar antes de fin de año.
La decisión de crear una nueva estructura a escala continental fue comunicada en los últimos días por el CELAM, organismo de la Iglesia Católica fundado en 1955 por Pio XII a pedido de los obispos de América Latina y el Caribe. Es una de las principales medidas adoptadas en la “Declaración de Honduras”, documento que resume las conclusiones del reciente seminario que se llevó a cabo en Tegucigalpa entre el 14 y el 17 de septiembre. El encuentro fue convocado por el Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM, que se ocupa de los migrantes, los refugiados y la trata de personas.
En la declaración conclusiva del Seminario, se reconoce “la grave situación que viven millones de hermanos y hermanas nuestros que se han visto forzados a emigrar encontrando muros físicos, políticos, religiosos y culturales en lugar de puertas abiertas”. Concretamente se hace referencia a algunos ejemplos, como “las 15,000 personas mexicanas, turcas, paquistaníes, togoleses, sirias, haitianas, eritreas y congoleses apostadas en los últimos cuatro meses en Tijuana, la frontera norte de México, así como los más de 26,000 niños, niñas y adolescentes que según UNICEF en los últimos 6 meses han llegado también al norte de México y sur de los Estados Unidos pidiendo asilo”. Y no es menos dramática la situación de “cientos de cubanos varados en Panamá y Costa Rica y las deportaciones express que los países hacen rebotando a los pobres, esposados como si fueran criminales. Asimismo, continúa la situación lacerante de miles de haitianos escapando de la pobreza, obligados a recorrer rutas peligrosas y enfrentando discriminación”.
El nuevo Consejo Latinoamericano de Movilidad Humana y Refugio, en las intenciones de las Iglesias Latinoamericanas que lo promueven, tendrá la tarea de articular y coordinar “los esfuerzos de las diversas realidades de la Iglesia” que se ocupan de la dramática situación.