BRASIL. IGLESIA E IMPEACHMENT. La posición de los obispos y de la CNBB. Los pro y los contra, los desilusionados y los partidarios de la presidente suspendida

La presidencia de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB)
La presidencia de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB)

El juicio de impeachment contra la Presidente Dilma Rousseff, temporariamente suspendida durante 180 días, ha provocado encendidas discusiones en la sociedad brasileña. Incluso varios obispos y realidades relacionadas con la Conferencia Episcopal brasileña (CNBB) han tomado posición sobre dichos acontecimientos, así como la misma CNBB.

En una declaración que fue publicada en el sitio web, se distribuyó durante las misas y fue divulgado en diarios y revistas, la CNBB no toma posición a favor o en contra del impeachment. La “Declaração da CNBB sobre o momento atual” afirma que “acompaña atentamente este proceso y espera el correcto procedimiento de las instancias competentes, respetando el ordenamiento jurídico del Estado democrático de derecho”. La CNBB considera que lo más importante en esta crisis es que “las sospechas de corrupción deben continuar siendo rigurosamente reveladas. Los acusados deben ser juzgados por las instancias competentes, respetando su derecho de defensa; los culpables castigados y los daños debidamente reparados, a fin de que sean garantizadas la transparencia, la recuperación de la credibilidad de las instituciones y restablecida la justicia”

El hecho de que la CNBB no se haya declarado ni a favor ni en contra del impeachment provocó el descontento de muchos católidos que esperaban una toma de posición más decidida. El cardenal de San Pablo, Mons. Odilo Scherer respondió a esta objeción afirmando que “es un momento de grave crisis política y nosotros, como CNBB no tomamos posición al respecto. Reconocemos que es un instrumento previsto por la Constitución brasileña. Pero es un problema de los poderes específicamente constituidos. En cuanto al resultado del proceso, habrá que verificar si se respetaron los procedimientos previstos por la ley”.

En una entrevista a Radio Vaticana, el arzobispo de Diamantina (Minas Gerais), Mons. Darci Nicioli, afirma que lo más preocupante es lo que está detrás de la crisis política y económica: “En la base de todo esto, de hecho, hay una crisis moral, una crisis de valores”. Mons. Darci hace un diagnóstico incisivo sobre los 15 años que Brasil estuvo gobernado por Lula y Dilma: “Hay una frustración generalizada, muchos habían creído en la “nueva era”. De pronto hemos descubierto que había muchas mentiras en todo esto. Entonces, sobre todo se exige que aquellos que mintieron asuman sus responsabilidades. El que mintió es responsable. ¿Cómo se hace para que asuman la responsabilidad? Nosotros también tenemos un ordenamiento jurídico que establece cómo y con qué intensidad se debe hacer y quién debe responder por ello”.

En la misma línea que Mons. Darci, el cardenal de Rio de Janeiro, Mons. Tempesta, dijo que una entrevista a la misma radio: “la alternacia en el poder le hace bien al país, y al mismo tiempo es muy importante que la oposición sea razonable en sus posiciones y contribuya a gobernar bien”.

Mons. Darci considera que es un momento difícil pero de esperanza, “porque las instituciones están respondiendo y encontrarán una salida para este impasse en el que estamos. Y, por lo tanto, saldremos de esta crisis mucho más maduros como país”.

En la otra orilla, con una posición crítica respecto del proceso de impeachment, al que no se considera un momento de esperanza sino un callejón sin salida, está el obispo de Balsas (Maranhão), Mons. Enemesio Lazzaris. La suya es una de las diócesis más pobres del país y en declaraciones a Radio Vaticana dijo que “El que ocupa el lugar de Dilma no tiene mucha credibilidad. La gente ya no cree que la gran política pueda ofrecer una solución. Corremos el riesgo de interrumpir una democracia que ya es frágil. Creo que si se hubiera hecho un esfuerzo mayor, si la oposición hubiera colaborado con la Presidente, no nos encontraríamos frente a una situación tan difícil. Pero la oposición no quiere saber nada ni de Dilma ni del PT”.

La opinión del arzobispo de Aracaju, (Sergipe), Mons. João Costa, Presidente de Cáritas brasileña, está en línea con la CNBB. En un artículo del sitio web de Caritas, Mons. João afirma que su principal preocupación es que “se respete la legalidad, que la Constitución brasileña que asegura que derechos sociales, políticos y económicos no sea violada”, refiriéndose al hecho de que Dilma Rousseff fue elegida con 54 millones de votos. “Nuestra mayor preocupación es que en los pequeños avances que ha logrado la sociedad brasileña no haya un retroceso. Las denuncias deben ser comprobadas. No es el momento para que un partido se aproveche de la situación  para tomar el lugar del otro. No podemos dar lugar a personas interesadas y oportunistas”.

La misma Caritas de Brasil, junto con la Comisión Pastoral para la Tierra, el Consejo Misionero Indígena, el Consejo Pastoral de los Pescadores y el Servicio Pastoral para los Migrantes, todos relacionados con la CNBB, publicaron una carta abierta “en defensa de la democracia” y contra “la amenaza de un golpe de estado”. Por su parte, el Presidente de la CNBB, Mons. Sergio da Rocha, declaró que, aunque estas realidades están relacionadas con la CNBB, expresan una posición particular.

Independientemente de las posiciones, Mons. Odilo afirma que lo más importante es lo que ocurrirá después que termine el proceso de impeachment, vale decir, si se lo aprueba o no. “Brasil no puede seguir arrastrando esta crisis política dos años más, porque al final los que más sufren son los pobres. Cuando haya terminado el proceso de impeachment, será muy importante la colaboración de las fuerzas políticas para dejar de lado el corporativismo y los intereses partidarios, y buscar el bien del país”.

Mons. Orani Tempesta expresa una posición semejante: “En este momento de profunda división del país, cada uno puede expresar sus propias ideas, pero siempre salvaguardando la paz y escuchando al otro, aprendiendo a respetar la opinión del otro. No debe haber violencia, sino comprensión. Debemos demostrar cuánto amamos a nuestro país y buscar la unidad en la diversidad. Ése es nuestro rol como cristianos”.

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