El galeón es nada menos que el San José, localizado el 27 de noviembre de 2015 por investigadores del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, personal de la Armada Nacional de Colombia y de la Dirección General Marítima cerca de la ciudad de Cartagena de Indias, en aguas colombianas. Se hundió el 8 de junio de 1708 con una carga de 11 millones de monedas de oro y casi 200 toneladas de esmeraldas, barras y lingotes macizos de oro y plata. Construido en 1698, en 1708 zarpó de Cartagena de Indias con destino a Cádiz con una flota de 20 naves como escolta. Las condiciones meteorológicas eran óptimas, por lo menos lo suficiente para que sus cañones pudieran apuntar con precisión contra los depredadores que quisieran despojarlo de su valioso cargamento. Cerca de las Islas del Rosario, la formación española se encontró con otra de bandera británica comandada por el capitán Charles Wagner. La batalla fue despiadada. El galeón San José y el Expedition se enfrentaron pero una fuerte explosión mandó a pique la nave española. Eran las cinco de la tarde, según los registros de Lione, uno de los más famosos historiadores navales contemporáneos.
Desde que fue identificado, 307 años después, cerca de la costa colombiana a fines del año pasado, el galón permaneció plácidamente asentado en el fondo del mar, en aguas profundas. Menos plácidas en cambio fueron las aguas en la superficie, porque el descubrimiento desató un intenso debate sobre qué hacer con el hallazgo, teniendo en cuenta además que España considera que sus embarcaciones, especialmente las militares, tienen inmunidad sin importar dónde se encuentren o el tiempo transcurrido. El ministro de Justicia del país ibérico, Rafael Catalá, propuso salomónicamente dejar el galeón donde se encuentra. Pero Colombia no está de acuerdo.
Tres especialistas consultados en estos días se pronunciaron por unanimidad a favor de la recuperación de los restos. El primero de ellos, Ernesto Montenegro, director general del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, considera que no se puede garantizar su conservación sin sacarlo del agua, y dejarlo donde está equivale a permitir que se pierda. “Frente a España, el galeón San José es una biblioteca de datos que si son recogidos adecuadamente nos pueden responder muchas preguntas que todavía tenemos sobre las relaciones coloniales”, afirma el experto. “Excavarlo por medio de un procedimiento arqueológico-científico nos dejará entender en detalle esa parte de la historia colonial. No bajar es abandonar esa historia y esos datos”. Rodolfo Segovia, historiador de Cartagena y especialista en el tema, coincide en lo fundamental con su compatriota. “Tiene una enorme cantidad de información histórica y arqueológica por lo que no se pude dejar ahí. En cuanto a los restos, deben quedar muy pocos, si es que quedan. El mar acaba con todo. Toca sentarse a conversar el tema y llegar a acuerdos razonables, pero se debe excavar”. El tercer experto consultado, José Luis Sicarrás, Director de Arqueología de la Universidad Externado de Colombia, no tiene dudas de que el galeón contiene muchas y valiosas informaciones. “Es un yacimiento que por su naturaleza se encuentra muy bien conservado y amerita ser estudiado con los más altos estándares científicos. (…) No solo se deben recuperar los objetos dentro del barco, sino la estructura del barco mismo”.
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