La canonización de Madre Teresa de Calcuta, que decidió el Papa Francisco firmando el decreto que reconoce un milagro atribuido a la intercesión de la beata, es la primera y gran noticia del Año Jubilar extraordinario que comenzó el martes 8 de diciembre. Más aún, es la noticia que mejor resume, como signo y como símbolo, el sentido último y profundo de este año tan especial. Si había que elegir un gesto capaz de contener toda la verdadera y auténtica realidad del Año Santo de a Misericordia, nada mejor que proponer a los cristianos, y no solo a ellos, el modelo de vida de la futura santa Madre Teresa de Calcuta. Ella misma y su extraordinaria obra nacida de la nada son el rostro de la misericordia, de ese amor samaritano que el Papa Francisco no se cansa de predicar desde el día de su elección, exhortando a cada uno de nosotros a reconocer como propia la presencia del otro, la presencia del hermano, sobre todo del más débil e indefenso.
La vida y la herencia de Madre Teresa de Calcuta trasciende las fronteras del cristianismo y siembra también en personas de otras religiones e incluso de muchos no creyentes. Su fuerza humana, su mensaje, su ejemplo, son patrimonio de todos lo que saben reconocer en el otro, aunque sea por diversas razones y motivaciones, un hermano con el cual compartir las alegrías y los sufrimientos de la existencia humana. Un hermano que siempre es una imagen de la “carne de Cristo”. Madre Teresa de Calcuta no era teóloga ni estudiosa, y sin embargo muchos de sus pensamientos y oraciones, cientos de ellos, reflejan una profundidad espiritual muy rara, y son una forma concreta de vivir el Jubileo de la Misericordia con una profundidad que no se encuentra fácilmente en textos eruditos.
Estos son algunos:
- El mal echa raíces cuando una persona empieza a pensar que es mejor que los demás.
-La mayor pobreza es no tener amor para dar.
-Si tú juzgas a la gente, no tienes tiempo para amarla.
- Cuanto menos tenemos, más podemos dar. Parece absurdo, pero esa es la lógica del amor.
-Yo hago lo que usted no puede y usted hace lo que yo no puedo. Juntos podemos hacer grandes cosas.
-Jamás sabremos cuánto bien puede hacer una simple sonrisa.
-Lo más importante no es lo que hacemos sino el amor que ponemos al hacer. Lo más importante no es lo que damos sino el amor ponemos al dar
-Ama la vida aunque no te dé lo que podría darte, ámala aunque no sea como tú quisieras, ámala cuando naces y cada vez que estás por morir. No amar jamás sin amor, no vivir jamás sin vida.
-No permitas jamás que alguien llegue a ti sin dejarlo ir mejor y más feliz.
-Promete a tí mismo hablar de bondad, belleza y amor a cada persona que encuentras; hacer sentir a todos tus amigos que hay algo grande en ellos; mirar el lado bueno de todas las cosas y luchar para que tu optimismo se haga realidad.
-Yo no cuido a multitudes, sino solo a una persona. Si mirase a las multitudes, no empezaría nunca.
-La desnudez no significa solo falta de ropa, sino que es también falta de la dignidad humana, la pérdida de esa hermosa virtud, la pureza, tan subestimada en nuestros días.
- Es necesario que comprendamos a los pobres, porque no solo existe la pobreza material sino también la pobreza espiritual, más dura y profunda, que anida hasta en el corazón de los hombres más llenos de riquezas.