Una biografía monumental, cinco años de trabajo, la inmersión en una herencia de sesenta años de palabras sembradas diariamente en muchísimos lugares diferentes, estudio minucioso de material inédito, revisión de documentos que probablemente seguirán reservados durante mucho tiempo, para escribir la biografía del sacerdote milanés que dio vida al movimiento de Comunión y Liberación. Y el resultado es Luigi Giussani: su vida, 1396 páginas publicadas por la casa editorial española Encuentro que por fin, anuncia la revista de Comunión y Liberación Huellas, llega también a América Latina. El autor, Alberto Savorana, con veinte años de asidua relación con el sacerdote milanés, ya se ha comprometido para presentarla en varios países de América Latina, los mismos –aunque no los únicos- que el mismo Giussani visitó ininterrumpidamente durante cuarenta años.
“Entre los rasgos inconfundibles de Giussani destacaría su pasión por la vida como razón y libertad, la búsqueda de una razón adecuada para vivir, y también el entusiasmo por Cristo, que le hacía repetir las palabras del retórico romano Gaio Vittorino: «Cuando conocí a Cristo, me descubrí hombre». En segundo lugar, la vida ofrecida sin reservas por la felicidad de las personas que encontraba, jóvenes y adultos; en este sentido, era muy propia de don Giussani la pasión educativa, es decir, el deseo de introducir a las personas en una experiencia de la realidad que les permita descubrir su significado”.
Alberto Savorana, director durante muchos años de la revista mensual “Tracce” (“Huellas”) de Comunión y Liberación, y actual responsable del Departamento de prensa y relaciones públicas del Movimiento, recorre en el libro que a partir de ahora se ofrece en el mercado editorial latinoamericano, las diversas etapas de la vida de Giussani, la época histórica en que vivió, las decisiones que tomó, los momentos más destacados, anécdotas, discursos, encuentros.
“La contribución de don Giussani, su relevancia, me parece que se resume en haber percibido que la fe resulta incomprensible si no se toman en serio las necesidades humanas. ¡Cuántas veces le he oído repetir una frase de Reinhold Niebuhr: «Nada es menos creíble que la respuesta a una pregunta que no se ha planteado»! Don Giussani pasó toda su vida mostrando la pertinencia de la fe a las exigencias de la vida diaria: la exigencia de verdad, de belleza, de justicia, de felicidad, tratando de enseñar un método para verificar si lo que propone la Iglesia es útil para responder a la pregunta sobre cómo vivir. Toda la historia que comenzó con él demuestra que eso siempre ocurre a través de un encuentro, de persona a persona, y que solo se puede verificar como una experiencia. Como dijo el Papa Francisco, no en un laboratorio sino en la realidad”.