“Borges y el profesor Bergoglio, que hoy es Papa”. Ni siquiera la fértil imaginación del escritor argentino hubiera podido pensar un escenario así y que un día precisamente este compatriota suyo inaugurara un congreso dedicado a él vestido de blanco y con un mensaje desde la Ciudad Eterna. Pero la historia, que muchas veces supera la fantasía, así lo ha querido y ayer se inauguró en Buenos Aires, con un mensaje del Papa Francisco, el “Atrio de los gentiles”, que se desarrollará hasta el 29 de noviembre entre la capital argentina y la ciudad de Córdoba. “La reflexión conjunta sobre Borges debe ser la base para el diálogo cultural, el intercambio de ideas y la apertura a la trascendencia. Una invitación a escuchar al otro, abriendo la puerta a Dios que siempre es esperanza”, afirma Bergoglio en el mensaje dirigido a su sucesor en Buenos Aires, el cardenal Mario Poli.
En la primera mesa redonda, “Borges y la trascendencia”, han participado el cardenal Ravasi, María Kodama, viuda del escritor y presidente de la Fundación internacional dedicada a él, el filósofo Santiago Kovadloff, religiosos de diferentes confesiones como el rabino Daniel Goldman e intelectuales de todo el mundo. Algunas horas antes del inicio oficial de los trabajos se llevó a cabo una anteprima en el famoso Teatro Colón, donde las autoridades de la Ciudad de Buenos Aires confirieron al cardenal Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, el título de “Visitante ilustre”. Participaron del acto miembros del Foro Ecuménico Social –que desde hace más de una década se ocupa de diálogo intercultural e interreligioso- y de la Fundación Borges.
Todas las ponencias insistieron en la necesidad del diálogo, siguiendo la misma línea que la “unidad de la armonía” del Papa Francisco y las palabras de “Los conjurados” de Borges, citadas por el padre Ballarini: “Se trata de hombres de diversas estirpes, que profesan diversas religiones y que hablan en diversos idiomas. Han tomado la extraña resolución de ser razonables. Han resuelto olvidar sus diferencias y acentuar sus afinidades”.
El “Atrio de los gentiles”, remitiéndose a la tradición del espacio situado junto al Templo de Jerusalén donde los judíos se encontraban con los gentiles o no judíos, quiere ser un espacio de diálogo, una “plaza abierta” como la definió el padre Ballarini.
El cardenal Ravasi, huésped de honor de las jornadas argentinas, manifestó en primer lugar su admiración por el trabajo que se realiza en el “Atrio de los Gentiles”. Y aunque actualmente hay cerca de 30 en todo el mundo, “el de Buenos Aires constituye la experiencia más significativa”, según las palabras del presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.
Para explicar la importancia del diálogo, el cardenal Ravasi recurrió a una historia de origen judío: “En el mapa de Tierra Santa hay dos lagos: el de Tiberíades y el Mar Muerto. Son parecidos, pero diferentes. El lago de Tiberíades recibe el agua del Jordán y la transmite, la deja salir. El Mar Muerto también recibe el agua, pero no la transmite”, explicó. “La tradición judaica afirma que precisamente por esto se llama “muerto”. La persona viva, entonces, es la que dialogo y que por lo tanto recibe y da”. Ravasi leyó después algunos fragmentos de la obra de Borges “Furor de Buenos Aires”, recordando que su abuelo le hablaba de los inmigrantes italianos que partían hacia la Argentina. “Este país constituye para los italianos una parte de nuestra cultura y de nuestra tradición, que tal vez aquí se puede encontrar incluso mejor conservada”.