Las migraciones religiosas de matriz anabaptista todavía ocurren en el siglo XXI. Ya no escapan de los católicos en la Europa de las guerras de religión sino que buscan mejores condiciones de vida conservando el núcleo incluso sociológico de la identidad religiosa de la fe a la que pertenecen. Es el caso, o al menos eso parece, de un nutrido grupo de menonitas que empezaron a asentarse en el territorio de Colombia. El diario colombiano El Tiempo publicó la noticia basada en una investigación que constató un considerable desplazamiento de personas con pasaporte boliviano y mexicano interesadas en adquirir tierras en el valle del Meta, que en un tiempo se disputaban grupos guerrilleros y paramilitares y actualmente se encuentra pacificado con el desarme de los primeros. En menos de un año – releva el diario – han adquirido en esa zona parcelas y fincas que agruparon en tres grandes haciendas, denominadas Liviney, Australia y La Florida, situadas a 90 kilómetros de la ciudad de Puerto Gaitán, en la región de Meta. La gente de la zona dice que pagan al contado y los recién llegados empezaron registrando importaciones por cerca de 2,5 millones de dólares en maquinarias pesadas provenientes de Estados Unidos, Canadá, Japón y México.
En la actualidad hay más de un millón y medio de menonitas en el mundo, concentrados sobre todo en Estados Unidos, las costas caribeñas de Honduras, Paraguay (la mayoría descendientes de inmigrantes alemanes), Canadá, África y la India.
La idea de base de la doctrina menonita es un retorno a los orígenes de la Iglesia cristiana que, consideran, fue contaminada por siglos de teología y luchas por el poder, alejándose cada vez más del mensaje original de Cristo. Los menonitas rechazan todos los escritos de los Padres de la Iglesia y la Iglesia en general, tal como ésta se entendió a partir del concilio de Nicea. Como todos los anabaptistas, los menonitas rechazan el bautismo como sacramento y son especialmente contrarios al bautismo de los niños, se niegan a prestar juramento y no admiten el servicio militar. Su objetivo es crear comunidades basadas en la pobreza y la caridad. La intención de estas comunidades es parecerse lo más posible a las primeras comunidades cristianas, y según los anabaptistas deben ser comunidades cerradas al mundo exterior y fuertemente disciplinadas.
Los que llegaron a Colombia para radicarse en ese país provienen de una colonia mayor conocida como Manitoba, que se estableció en el estado de Chihuahua en México. Conocidos por sus continuas migraciones, llegaron a Colombia hace dos años por sugerencia de un empresario petrolero que les dijo que en la región del Meta había tierra fértil y barata.
Venciendo la reserva que los caracteriza, el diario El Tiempo pudo dialogar brevemente con Ramón Dick, líder de la colonia Liviney. “Antes estábamos en México, pero allá casi no llueve y nos tocaba bombear el agua subterránea para los cultivos, y sale muy costoso. Acá hay agua y buena tierra”, explica Dick, nacido en México pero de ascendencia suizo-alemana. “Mi idioma es el alemán, por eso tengo este acento. Pero también hay familias de Estados Unidos, Canadá y dos de una colonia menonita de Bolivia”, aclara. Cuando le preguntan sobre el origen del dinero con el cual compran la tierra, explica que todo proviene de la comunidad, que vendió propiedades en México para invertir en Colombia. Confirma que su colonia tiene cerca de 7.200 hectáreas, la colonia Australia 7.000 hectáreas aproximadamente, y están formando una nueva, La Florida, de 2.000.
En las tres colonias menonitas el 60% del terreno está dedicado a los cultivos. En el resto hay una casas, escuela e iglesia (en construcción), donde predican tres pastores. Aunque los menonitas no son ostentosos, se mueven en camionetas Ford 4 x 4 y recorren sus cultivos en motos. No ven televisión, pero los hombres usan celulares y salen a los comercios a comprar provisiones. Las mujeres se dedican a las tareas del hogar, no usan maquillaje y hablan muy poco español.
Ramón Dick anuncia que hay más menonitas en camino: “En México hacíamos nuestro queso y aquí se planea tener ganadería y lechería. Acá es muy lindo y llegamos para quedarnos”.