Hernán Reyes Alcaide es un joven periodista de la agencia oficial argentina Télam. Se encuentra en Roma desde hace poco tiempo, abril de 2015 para mayor precisión, y ya ha entrevistado al Papa. Lo consiguió con la garra propia de un uruguayo. El libro-entrevista al Papa comienza con Methol Ferré y se cierra con el mismo filósofo de la otra orilla del Río de la Plata, tan apreciado por Bergoglio. Reyes cuenta que la idea de las conversaciones sobre América Latina surgió durante un vuelo Papal en junio de 2016, con la complicidad de Methol Ferré…
El libro entrevista al Papa comienza con Methol Ferré y se cierra con este mismo filósofo uruguayo tan apreciado por Bergoglio. Cuentas que la idea de las conversaciones sobre América Latina surgió a bordo del avión que llevaba al Papa a Armenia, en junio de 2016… ¿Fue así?
Efectivamente, la idea inició en el vuelo rumbo a Armenia. En los días previos, el hijo de Tucho Methol, Marcos, que es mi amigo, me había mandado un pequeño video con los avances del archivo que contiene cartas, obras y manuscritos de su padre que están poniendo a punto en Montevideo. Se me ocurrió que me hiciera una versión un poco más amplia de ese video para poder mostrársela al Santo Padre, teniendo en cuenta la generosa costumbre de Francisco de saludar uno por uno a los periodistas que lo acompañan en sus vuelos. En ese breve pero intenso momento, el Papa me hizo algunas referencias a la vida y obra de Tucho, así como a la de Amelia Podetti, una filósofa argentina a la cual él le había prologado un libro sobre Hegel en su época de cardenal. En esa charla breve, a 10.000 metros de altura, nació la idea. Luego, la cercanía de los diez años de la conferencia de Aparecida terminaron de decidirme a hacerle la propuesta.
Al final del libro, las últimas líneas vuelven sobre este filósofo uruguayo, de quien se cumplen en noviembre ocho años de su muerte. Dices que Bergoglio está por viajar a Roma para participar en el cónclave de 2005. Explica que acaba de leer una entrevista a Methol Ferré en el diario La Nación y se refiere a ella como una “genial intuición”, que le ha hecho comprender que existe el peligro de elegir un Papa “de compromiso”. ¿A qué intuición se refiere?
En la entrevista, con una visión profética admirable, Methol Ferré no solo aseguró que no era tiempo de “un Papa latinoamericano” sino que aventuró que el próximo Pontífice sería “de transición”, y se jugaba abiertamente por la figura del entonces cardenal Joseph Ratzinger. Los hechos posteriores, que lamentablemente para todos los interesados en el estudio de la Iglesia Tucho no llegó a ver, marcan el nivel de conocimiento y entendimiento de la institución que había alcanzado Methol Ferré.
¿Hay alguna otra cosa sobre Methol Ferré que no haya entrado en el libro y puedas decirnos?
No está en el libro, y no lo conversamos durante los encuentros, pero al leer las reflexiones del Papa Francisco sobre los destinos del continente en términos de integración, es imposible no pensar en uno de los libros de Tucho que, a nivel personal, más tengo en consideración: “Los Estados continentales y el Mercosur”.
Antes de ir a Roma fuiste corresponsal de Télam en Montevideo, durante los años de la presidencia de otro, llamémoslo así, metholiano…
En efecto, pude ser testigo privilegiado del primer apretón de manos entre el Papa y Mujica, el 1 de junio de 2013, durante una maratónica gira por China, España e Italia. En aquel momento tuve la oportunidad de acompañar al entonces presidente uruguayo en su primera visita al Vaticano. En el mismo momento en que se saludaron en la sala del Tronetto, hicieron referencia a “ese amigo común”, en obvia referencia a Tucho, de quien Mujica le trajo un libro de regalo.
Veamos algunas referencias al futuro en las respuestas que te ha dado. Una de las afirmaciones relevantes se encuentra al final de un recorrido que va desde la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Medellín, en 1968, hasta la última de Aparecida. En un momento el Papa dice que no es necesaria una sexta Conferencia. ¿Por qué?
Más que no necesaria, el Papa afirma que no la ve dentro de su pontificado. ¿Cuál es mi hipótesis? Lo que sostiene el propio Papa al principio: Aparecida, que tuvo la particularidad de concluir no sólo con un documento final sino también con la así llamada “misión continental”, aún no está completa en su segundo aspecto.
Otra de las próximas cuestiones a las que alude en algunas respuestas es el encuentro de Bogotá, en diciembre, sobre los laicos católicos y la responsabilidad en la vida pública, y por lo tanto en política. ¿Puedes darnos una síntesis del pensamiento del Papa sobre este tema? ¿Cómo debe moverse un político católico en las instituciones y en política, según el Papa?
En el libro el Papa profundiza con especial detenimiento un concepto que ya había vertido en un viejo escrito suyo, y que ha estado siempre presente en catequesis y homilías: la firme condena a la corrupción. Creo que ésa es la frontera que él marca para el comportamiento de los políticos de la región. Lamentablemente, los últimos años latinoamericanos han ofrecido varias experiencias negativas sobre ese tema en la mayoría de los países. Ahí creo ver un paralelismo: si para el mundo religioso el Papa habla de una Iglesia “en salida”, que vaya al encuentro del otro y lo acoja, para los políticos marca esa necesidad de adoptar los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y una palabra clave: la proximidad, ir al encuentro del prójimo, servirlo y colocarlo en el centro de la labor política.
¿Si tuvieras que decir qué es lo que más preocupa al Papa en estos momentos, qué señalarías?
Creo que hay dos puntos en los que se nota una creciente preocupación de Francisco. Pero en el sentido más “etimológico” de preocupación, entendida como una mirada que trata de ocuparse de antemano de las cosas, para poder ayudar a resolver situaciones. En el tema de los jóvenes y del medio ambiente se palpa de manera notable: no es casualidad que los próximos dos sínodos convocados estén dedicados a la juventud en 2018 y al Amazonas en 2019.
En ese marco, y ahí veo, como opinión personal, un legado de la tradición latinoamericanista de Methol Ferré, el Papa manifiesta también cierta “preocupación” por el destino regional, por el destino que pueden tener los países del subcontinente en caso de afrontarlo juntos, contrapuesto al que advierte en caso de una desintegración de los organismos que se habían construido en los últimos años. No en vano Jorge Luis Borges es uno de sus poetas favoritos y los versos del Martín Fierro (“Los hermanos sean unidos/porque esa es la ley primera, /tengan unión verdadera/en cualquier tiempo que sea, /porque si entre ellos pelean/los devoran los de afuera”), una de sus citas de cabecera.
No hay ninguna referencia en las respuestas a tus preguntas sobre la posibilidad o no de un viaje a Argentina. ¿Es un tema que no se planteó durante las conversaciones? ¿Y tú, qué idea te has hecho sobre las razones que tiene el Papa para posponer tanto un viaje a Argentina?
Durante los cuatro encuentros, confirmé una impresión que me había ido haciendo del Papa Francisco durante sus conferencias de prensa: siente un profundísimo respeto por la profesión periodística. En ningún momento me sugirió preguntar o no preguntar sobre un tema determinado. En ese marco, todas las preguntas que alguien pueda encontrar que faltan son, digamos, responsabilidad mía. De todas formas, la idea del libro era tratar de que las respuestas estuvieran lo menos condicionadas posible por los temas de “coyuntura”: no hacer referencias concretas a situaciones que pudieran tener una “fecha de vencimiento” corta. Sino más bien plantear, o al menos intentarlo, ejes referidos a los temas conceptuales. Cuando se hizo el libro, el vocero papal Greg Burke todavía no había anunciado que en 2018 el Papa tampoco irá a su país. El Papa ha sido claro las veces que se refirió al tema: “el mundo es más grande que Argentina, pero hay que dividirse. Dejo en manos del Señor que Él me indique la fecha”, dijo en septiembre de 2016, y este año Burke repitió lo mismo.
Tengamos en cuenta que muchos países a los que va el Papa son países con grados de conflicto infinitamente superior a la polarización que se pueda verificar en Argentina, y así y todo, su figura siempre es sinónimo de unidad: de República Centroafricana a Colombia, pasando por Egipto en los últimos tiempos. Quizás en la Secretaría de Estado del Vaticano, el Dicasterio encargado de planificar los viajes, observen que el país aún no visualiza al Papa como “figura de unidad”, y consideren que no están dadas las condiciones.