Crezcan y multiplíquense. La exhortación cristiana se toma al pie de la letra en la galaxia evangélica brasileña, aunque no solo en ella. Desde 2010 hasta la actualidad, en el país sudamericano cada hora nace una nueva organización religiosa. Los espectaculares datos surgen de un estudio que llevó a cabo el diario O Globo. El fisco brasileño ha registrado 67.951 entidades con la voz “organizaciones religiosas o filosóficas”, un promedio de 25 por día. Según el informe, los principales motivos que pueden explicar el fenómeno son la facilidad burocrática para abrir nuevas iglesias, la consolidación del movimiento neopentecostal y la situación económica.
El procedimiento para crear una organización religiosa o filosófica en Brasil es sencillo y rápido. Es suficiente registrar el acta de fundación en el municipio de residencia, solicitar al fisco el certificado de personería jurídica y tramitar en el organismo oficial competente la licencia para operar con exención de impuestos. La Constitución brasileña prohíbe cobrar a “los templos de cualquier culto” impuestos a la propiedad y a las ganancias obtenidas por donaciones que hayan recibido. Por otra parte, el texto constitucional establece la libertad religiosa y por lo tanto no es necesario presentar justificaciones teológicas o teóricas para abrir una iglesia. Esta facilidad hace que muchas organizaciones no tengan ni siquiera una sede propia o alquilada para recibir a los fieles y proporcionen como dirección un inmueble residencial o de otras empresas como si fuera propia.
La investigación de O Globo refiere a las declaraciones de la teóloga María Clara Bingemer, quien afirma que la migración de los fieles puede ser una de las razones que posibilita la continua creación de nuevas entidades religiosas. La experiencia más común, explica Bingemer, es que las personas que forman parte de una iglesia, cuando adquieren el dominio de la doctrina y la prédica deciden abrir una propia. “Los fieles de estas iglesias neopentecostales muchas veces eran católicos o protestantes que seguían otras religiones y decidieron cambiar. Pero no permanecen mucho tiempo, los entes que fundan son solo una zona de tránsito”.
Los datos del Instituto Brasileiro de Planejamento e Tributação (IBPT) que cita O Globo muestran que existen 21.333 licencias concedidas a organizaciones religiosas. La mayoría, entre enero de 2010 y marzo de este año, corresponden al Estado de San Pablo (17.052).
Sospechas. El tumultuoso crecimiento de las organizaciones religiosas en el país ha despertado muchas sospechas. La que parece tener más consistencia es que muchas asociaciones son solo fachadas que se construyen para evitar impuestos y no tienen un verdadero carácter religioso. Por esa razón se está estudiando en el Congreso brasileño un proyecto de ley para eliminar las exenciones, pero las opiniones al respecto son divergentes.
Otro problema que se discute es la masiva cantidad de programas realizados por las iglesias evangélicas en televisión. El Ministerio Público Federal (MPF) intervino para determinar las posibles irregularidades en dicha práctica. El estudio de O Globo explica que hay dos hipótesis a partir de las cuales se están realizando las investigaciones en Río y San Pablo: la subconexión, que está prohibida por ley, y la violación del límite que fija la ley para la publicidad, que hoy es del 25%.
El caso más evidente es el canal de televisión CNT que tiene cerca del 90% de la programación vendida a la Igreja Universal do Reino de Deus (Iglesia Universal del Reino de Dios). O Globo entrevistó a dos fiscales federales: Pedro Machado, a cargo del proceso en San Pablo, y Sérgio Suiama, responsable de la investigación en Río. Machado afirma que en el caso de CNT se configura una “transferencia indirecta” de la concesión a la Iglesia Universal del Reino de Dios. Por lo tanto, “una desnaturalización de un servicio público concedido por la Unión”. Suiama agrega otro elemento a la discusión: la desigualdad en el uso del espacio de una concesión pública. Afirma que “todos pueden rezar en la plaza, pero en la TV, que también es un espacio público, solo puede predicar el que paga”. Lo que significa que solo las iglesias más poderosas y con más dinero pueden hacerlo. O se autoriza a todos a ocupar el espacio” concluye Suiama, “o se prohíbe a todos”. O Globo informa que, entre tanto, el Ministro de Comunicación no considera que haya ninguna irregularidad en el caso de CNT. En las actas del proceso el Ministerio afirma que las reglas de radiodifusión no fijan límites a la producción de programas de parte de terceros y, según esta interpretación, precisamente de eso se está hablando y no de una relación publicitaria. Las emisoras investigadas niegan las irregularidades afirmando que son completamente responsables de los contenidos que se transmiten y garantizan que se respetan los límites establecidos sobre el umbral publicitario máximo que permite la ley.