No hay nada que hacer. Los hermanos del futuro beato Alessandro Dordi, dos de los siete para ser exactos, no quieren dar la autorización para exhumar los restos mortales y enviarlos a Perú para que la ceremonia de beatificación pueda desarrollarse tal como está previsto por las normas de la Congregación para la Causa de los Santos en estos casos. Ni siquiera el obispo emérito de Chimbote Luis Bambarén Gastelumendi, que había viajado especialmente a la ciudad de Bérgamo, en Italia, pudo convencer a los dos hermanos. “Fue una misión imposible”, reconoció el obispo de Chimbote, monseñor Ángel Francisco Simón Piorno: “la legislación italiana exige la unanimidad de los familiares para autorizar el procedimiento de expatriación”, pero no se logró la unanimidad porque dos hermanos menores se opusieron, argumentando que el gobierno peruano no hizo justicia con su hermano mayor.
Sin embargo, el 5 de diciembre se hará de todos modos la ceremonia de beatificación; serán suficientes las reliquias que dejó el sacerdote italiano asesinado por los guerrilleros de Sendero Luminoso el 25 de agosto de 1991 a orillas del Rio Santa, junto con otros dos sacerdotes asesinados pocos días antes y que también integran la terna que será proclamada beata. El martes 13 de octubre se realizará la exhumación de los cuerpos de los franciscanos polacos Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, en la localidad de Pariacoto, en Perú: “Ya está todo preparado para trasladarlos a las nuevas tumbas de la capilla de los Mártires en la misma localidad”, hizo saber monseñor Simón Piorno, quien presidirá la ceremonia.
En el caso del sacerdote italiano que vivió 11 años en Perú, donde había llegado en 1980 a los 49 años, no fue necesario comprobar un milagro para dar el paso a los altares. El martirio in odium fidei fue comprobado por las mismas declaraciones que hicieron los miembros de Sendero Luminoso que todavía se encuentran en la cárcel y otros que están libres, quienes afirmaron que la fe del sacerdote fue la razón por la cual lo eliminaron. Don Alessandro Dordi era consciente del peligro que corría permaneciendo en la parroquia de la región de Ancash. Después de la ejecución de los dos misioneros polacos a principios de agosto aparecieron pintadas en las paredes del pueblo consignas en su contra. También hay pruebas de las amenazas en una carta que el padre Dordi escribió a un amigo sacerdote: “En estos días estamos particularmente angustiados y preocupados. Seguramente han sabido que el 9 de agosto Sendero Luminoso mató a dos sacerdotes de la Diócesis de Chimbote. Son dos franciscanos polacos que trabajaban en un valle como el mío, tenían 32 y 34 años. Puedes imaginar la situación de ansiedad en que vivimos, y además hay amenazas claras de próximos asesinatos. Sendero Luminoso, que quiere llegar al poder por medio del terror, ha puesto su mira en la Iglesia… La situación de Perú es angustiosa. Cada día nos preguntamos: ¿a quién le tocará hoy?”. La respuesta no se hizo esperar demasiado. El domingo 25 de agosto de 1991, a las 17.15, cuando el padre Alessandro volvía de celebrar misa en una población y se dirigía a otra, acompañado por dos catequistas, encontró bloqueado el camino con dos grandes piedras; bajó del vehículo y lo rodearon dos hombres encapuchados, uno armado con un fusil y el otro con una pistola. Fue inútil que tratara de hablarles, los dos catequistas, a los que habían alejado, escucharon los disparos.