Los obispos de Cuba presentan el plan pastoral que guiará toda la vida de la Iglesia durante los próximos seis años, hasta el 2020. El texto, publicado hoy en el sitio oficial de la Conferencia Episcopal Cubana, se titula “Por el camino de Emaús” y comienza con una presentación del secretario general, el jesuita Juan de Dios Herández, que explica las motivaciones y los objetivos del programa. El documento es fruto de un prolongado trabajo colectivo que involucró en varias etapas a todas las instancias representativas de la Iglesia en la isla. “Para tomar conciencia, para orientarnos y saber en qué punto nos encontramos y a dónde queremos llegar”, explica el obispo Hernández. Las 143 proposiciones del texto no describen las aperturas que se produjeron en los últimos meses pero reflejan el nuevo clima político y la excepcionalidad del momento. “Por el camino de Emaús sucedió algo”, dice en las primeras líneas alusivas, y posteriormente refuerza la idea con una cita del Papa Francisco sobre “la fuerza imparable el Evangelio de la que siempre vuelve a brotar algo nuevo que tarde o temprano produce un fruto”.
El plan pastoral no nombra, entre los antecedentes inmediatos, la histórica apertura política de Obama y Raúl Castro, pero la singularidad del momento histórico se trasluce en el documento. “Una singularidad que es evidente en la intervención directa del Santo Padre para lograr que después de 55 años vuelvan a existir relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba” comenta a Terre d’America Juan de Dios Hernández, uno de los firmantes del plan pastoral y obispo auxiliar de La Habana. “Desde mi punto de vista, y salvando la distancia y el contexto histórico que enmarca la intervención del Papa, considero que es algo análogo a la caída del muro de Berlín. Ninguna coordenada humana permitía pensar que asistiríamos a lo que ocurrió el 17 de diciembre del año pasado. Y ahora el Papa vendrá personalmente para confirmar en la fe a esta Iglesia que peregrina en Cuba y que no sin obstáculos ha llegado a este punto del camino”.
El “punto” se describe en el plan pastoral, dosificando con cuidadoso equilibrio la evolución de las instituciones cubanas en el campo político y las restricciones que persisten. “La sociedad ha recibido favorablemente algunos cambios, como el retorno de las escuelas medias y de los institutos preuniversitarios en las ciudades, la flexibilización de las disposiciones migratorias, la autorización para vender y comprar propiedades y vehículos, la posiblidad de crear una pequeña empresa privada o familiar, el libre acceso (de los cubanos) a los hoteles”. Pero los límites de la apertura política no se ocultan. “Muchos cubanos aspiran a un modelo de Estado menos burocrático y más participativo, menos paternalista y más patrocinante, menos autoritario y más democrático”. Con un término típicamente bergogliano se habla también de “sociedad inclusiva, abierta al pluralismo, con instituciones que permitan superar las divergencias y donde los ciudadanos y sus representantes cultiven la cultura del diálogo, del respeto por el que disiente o piensa distinto”.
“Por el camino de Emaús” traza el recorrido de una Iglesia “en salida”. Cita al Papa, que llegará a Cuba el 19 de septiembre, en pasajes claves, que en todos los casos se caracterizan por el acento misionero, como cuando habla de “abandonar el criterio cómodo del “siempre se hizo así” para “repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos de evangelización de las comunidades” con audacia y creatividad, o cuando se alienta a salir de sí mismos prefiriendo “una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades”. Por otra parte las estadísticas religiosas –siempre inciertas y avaras en Cuba- no invitan a una actitud conservadora. “La participación a la misa dominical no llega al dos por ciento de la población”, señala el documento, contra un sesenta por ciento de bautizados en las 350 parroquias de la isla. El nuevo plan pastoral registra 357 sacerdotes residentes en Cuba, 177 de los cuales pertenecen a órdenes y congregaciones religiosas y 180 al clero diocesano. Los religiosos son 776, en su mayoría mujeres (585) y 191 hombres, pertenecientes a 96 comunidades, 70 femeninas y 26 masculinas.
Juan de Dios Hernández señala que una de las iniciativas más audaces de la Iglesia cubana fue la gran misión trienal que cubrió todo el territorio de la isla de una punta a la otra en ocasión de los 400 años del descubrimiento de la imagen de la Virgen de la Caridad, patrona de la isla. “Los obispos quedamos sorprendidos por lo que ocurrió en esa oportunidad, porque el pueblo se lanzó literalmente a las calles a su paso”, comenta a Terre d’America. “Todos los días salía de casa sabiendo que tendría delante dos, tres mil personas a las que hablaría de Jesús y de la Virgen; durante un mes y medio fue así”. No hubo ninguna amenaza política en todo esto, observa el secretario de la Conferencia Episcopal. “Al contrario, lo que ocurrió ha demostrado que la fe no es opio, no hace mal, no aliena; si se la vive como debe ser vivida, humaniza la vida. Creo que las autoridades políticas nos pidieron explícitamente ayuda porque comprendieron que a la Iglesia no le interesa cambiar un sistema político sino acompañar la vida de un pueblo. Indiscutiblemente hay una fuerte crisis de valores en la sociedad cubana y la Iglesia está acompañando las transformaciones de manera pacífica”.
Educación religiosa en las escuelas y acceso a los medios de comunicación monopolizados por el Estado. El secretario de la Conferencia Episcopal confirma que actualmente no hay tratativas formales sobre estos temas. “No son puntos que formen parte de una agenda formal entre el gobierno y la Iglesia. Cuando tuve la oportunidad de hablar con las autoridades les expliqué que la presencia de la Iglesia en el campo educativo, así como la presencia en los medios de comunicación, ayuda a formar valores, y las mismas autoridades se dan cuenta de que hay una gran necesidad en ese sentido. El resto llegará a su debido tiempo”.